Una de las mejores historias de origen del MCU llega anclada en conflicto familiar y acción estupenda en la película “Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings”.
Somos el producto de todos aquellos que vinieron antes que nosotros, de sus logros y de sus fracasos, de sus buenas decisiones, pero también de las malas. Cuando primero conocemos al héroe de “Shang-Chi”, la nueva propuesta del Universo Cinematográfico de Marvel, lleva al menos diez años huyendo de un pasado que lo atormenta; de decisiones cuestionables y de un imperio que vio a su familia fragmentarse ante la insaciable sed de poder de su padre. Ahora en la ciudad de San Francisco y con el nombre de Shaun, este futuro integrante de los Avengers está a punto de verse cara a cara con el pasado violento que lo formó.
Una impresionante secuencia de acción en un autobús es el catalítico que coloca a Shang-Chi (Simu Liu) en un inevitable regreso a su pasado. Sus días como empleado de un “valet parking” llegan a su fin tras un enfrentamiento con el mortal ejército de su padre que se viraliza y le consigue el apodo de “Bus Buy” ante el desconocimiento de su identidad. Su nombre americano es Shaun, pero su nombre real es Shang-Chi, le confiesa el protagonista a su mejor amiga, Katy (Awkwafina) en el avión de camino a buscar a su hermana con la esperanza de llegar antes de su padre, interpretado por el legendario Tony Leung (The Grandmaster, In the Mood for Love).

Su padre es Xu Wenwu, quien mil años atrás descubrió los diez anillos que lo hacen eterno y con los que logró conquistar tierras y derrocar gobiernos antes de conocer a la mujer que luego se convertiría en esposa. La pelea que se desata en su primer encuentro evoca la acción de “Crouching Tiger, Hidden Dragon” y comienza a marcar los extremos que más tarde regresarán en el camino del protagonista. El estilo de combate de Xu Wenwu es bruto y violento, mientras que el de Li (Fala Chen), su futura esposa, es calmado, enfocado y casi una danza.
Por un tiempo, Xu Wenwu también había dejado atrás un pasado cuestionable, solo para regresar a él en medio de una tragedia. Es este el espejo en que Shang-Chi se ve reflejado a lo largo de su película, la cual no solo brilla cuando las coreografías de combates retan a aquellas de las mejores películas de artes marciales, sino también y en especial cuando el conflicto es interno. Shaun no solo huye de un pasado que lo avergüenza, sino también de la posibilidad de convertirse en su padre. Aunque logra una necesaria representación asiática en el cine de Hollywood, el conflicto en el núcleo de “Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings” es familiar, y tan universal como cualquier otra historia de Marvel. Esto termina siendo lo que le da ventaja a esta propuesta sobre las que han venido antes de ella.

Su mejor amiga, Katy, podría fácilmente catalogarse como “comic relief”. Después de todo, es la comediante Awkwafina (The Farewell) quien interpreta este personaje, el cual está a cargo de inyectar humor al guion de Dave Callaham, Andrew Lanham y Destin Daniel Cretton, quien también dirige. Sin embargo, esto le haría una injusticia al verdadero rol de la protagonista de la serie “Awkwafina is Nora from Queens”. Con la ausencia de su madre, Katy es ese elemento que lo mantiene conectado a la vida que creó para sí mismo en San Francisco. Por supuesto, el humor que ha caracterizado al MCU por más de una década continúa presente, pero esa no es la única función de Katy. Tampoco es ser un interés amoroso, cliché que la película abandona muy temprano en una jocosa secuencia con la familia de ella. Sin su presencia en la jornada de Shang-Chi, cuesta ver cómo el desenlace habría sido el mismo.
Como en cualquier película, se espera que en el tercer acto se haya el conflicto principal de esta historia. En el Universo Cinematográfico de Marvel, esto usualmente incluye una enorme secuencia llena de efectos visuales, y “Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings” no es la excepción. Pero el festival de CGI está lejos de ser la principal resolución de esta película. Ya en este punto, la relación entre padre e hijo ya ha tomado el primer plano y su eventual reencuentro resulta más interesante que cualquier otro elemento que Marvel intenta arrojar en el cargado tercer acto. Tampoco faltan las escenas durante y después de los créditos, las cuales se han convertido en parte esencial de estas películas y una manera efectiva de crear anticipación para lo próximo.
“Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings” ya está en los cines de Puerto Rico.