La nueva película del director de Ridley Scott, “The Last Duel“, es un drama histórico con mucho que decir.
Por más de cuatro décadas, el director inglés, Ridley Scott, nos ha acostumbrado a esperar de él un cine ambicioso y de gran escala, que nos transporte en el tiempo o a través del espacio exterior en busca de nuevos senderos, y en algunos casos, nuevos horrores. En su nueva película, “The Last Duel”, el aclamado cineasta encuentra el terror -también la acción- en la denuncia de uno de los males más viejos que aún perdura aquí, en la Tierra, no en otra galaxia ni exclusiva de otro siglo, el patriarcado. La ambición sigue intacta en su nueva película, que se exhibe ahora solo en cines, más dirige todos sus esfuerzos al ejercicio de arrojar luz sobre este gran mal que aún nos corroe.
Matt Damon, Adam Driver, Jodie Comer y Ben Affleck encabezan el elenco de esta épica de tono y estructura diferente que invita al análisis y que le declara la guerra a un sistema patriarcal que se rehúsa a morir. Damon interpreta al caballero Jean de Carrouges, un caballero francés cuya perspectiva controla el primer acto de esta película. La estructura narrativa de “The Last Duel” le pasa el enfoque a Jacques le Gris (Driver), quien es acusado de violar a Marguerite de Carrouges (Comer), esposa de Jean. A través de su mirada repasamos los mismos acontecimientos del primer acto, culminando con el vil ataque sexual. La dimensión adquirida con el repentino cambio de perspectiva eleva este importante drama histórico que supera todo lo que ha hecho el director desde The Martian.

A pesar de sus 153 minutos de duración, no es hasta el tercer acto que el filme toma su postura más firme con el enfoque ahora dirigido a Marguerite, personaje que sirve de vehículo para una soberbia actuación de Comer (Killing Eve, Free Guy), quien debe dominar la conversación del Oscar a la Mejor Actriz. Su versión de los hechos elimina el área gris y revela una realidad que fácilmente habría pasado por alto durante los primero dos actos, más con todo el propósito del director y sus guionistas, Affleck, Damon y Nicole Holofcener.
La primera colaboración entre Damon y Affleck en 25 años se desarrolla en el siglo 14, cuando la mujer tenía cero o poca titularidad sobre lo que a ellas les sucedía. Cualquier parecido con la actualidad es totalmente a propósito. En el patriarcado, hasta el vil ataque sexual hacia una mujer es reducido al efecto que esto tiene en los hombres a su alrededor. En “The Last Duel”, es en los hombres en quienes recae la responsabilidad de una resolución, por la cual emplean métodos arcaicos y religiosos capaces de enfurecer al más conservador.

Resulta enteramente repulsivo el duelo de honor entre Jean de Carrouges y Jacques le Gris que se desata en los primeros dos actos de la película, culminando en un enfrentamiento mortal igual de nauseabundo. Este acercamiento margina y silencia la voz de quien deberíamos estar escuchando en lugar de ver como estos dos hombres se adjudican protagonismo en una historia que no les pertenece. Para los efectos, tanto Jean de Carrouges como Jacques le Gris son estrictamente agresores, facilitados por otros hombres desagradables como Pierre d’Alençon (Ben Affleck) y el rey Charles VI (Alex Lawther). Este último es quien concede a Jean, no a la víctima, un juicio por combate, cuya base religiosa establece que el vencedor será quien siempre haya estado en el lado de la verdad.
El combate, reservado para el final de la película, es exactamente lo que se puede esperar del director de “Gladiator”. Aunque efectiva en inyectarle suspenso a la historia, la secuencia de acción pasa a un segundo plano en “The Last Duel”, un incómodo recordatorio de lo que el hombre es capaz para negarle a la mujer hasta sus experiencias más traumáticas.
“The Last Duel” se exhibe actualmente en cines de forma exclusiva.